sábado, 17 de marzo de 2012


Tarde entretenida, pellizcos de arte de Curro y cuatro "Julais" en los tendidos.


Foto. Enrique Iranzo

Por Marc Alarcón.
Fotos. Enrique Iranzo



Sexta corrida en el coso de la calle Xátiva. Sin máximas figuras pero sí con tres torerazos que pisaban hoy el albero de Valencia, a los cuales les ha faltado quizás algo de suerte en su trayectoria profesional pero que sin ninguna duda son toreros de los pies a la cabeza y formalizan cualquier cartel taurino de plaza de primera. 
Además en el día de hoy se confirmaba la noticia, el Juli tampoco estará en las Ventas. El año de este magnífico matador transcurrirá casi en blanco. Una pena, sinceramente, que las empresas sentencien de tal forma los carteles taurinos de nuestras ferias. No hay derecho a excluirnos del arte por cuestiones empresariales. El arte tiene que ser por y para todos. 

Pasando ya a lo que incumbe a la corrida decir que los toros de Alcurrucén cumplieron en imagen pero fallaron en actitud y comportamiento, toros exiguos de facilidad que requerían hacerles las cosas bien, no valía cualquier conducta con el animal. 
El mejor lote le tocó en suerte a Matías Tejela quien aprovecho las nobles y fijas embestidas del astado, comprendiendo la importancia de dejarle la muleta en la cara después de cada tanda. 

Curro Díaz. 

Foto. Enrique Iranzo

En el primer toro del diestro no hubo manera, ni toro ni torero estuvieron predispuestos a la faena. A este primer toro de Alcurrucén se le castigó excesivamente en la suerte de varas y salió endeble y deslucido para la suerte de muleta. Se le podría haber dado ‘fiesta’ pero Curro no estuvo mañoso zanjando pronto la ilación con su opuesto. 






En su segundo toro (cuarto de la tarde) Curro estuvo sublime, en una faena con mucho arte y trasfondo. Un toreo clásico y con gusto a un toro que se le dio tiempo y al que se le dio muerte en el momento pertinente. Curro tiró de empaque sacando unas excelentes tandas por ambos pitones y culminando con una mayúscula estocada. Destacar entre este bufet de buen gusto una tanda de naturales de sentimiento, pureza y pasión que concedió el torero de Linares. 

Foto. Enrique Iranzo

Matías Tejela. 
Foto. Enrique Iranzo


Si Curro Díaz estuvo torero, Matías Tejela no se quedo atrás. Unos doblones con su primer toro de excelencia y perfección que abrían boca de una gran tarde para el diestro. Viendo al toro en los primeros tercios donde manseó y se escapaba de los capotes no se preveía esa distinción que tuvo en la muleta. Comenzó algo acelerado sin llegar a hundir en sensaciones pero en el momento en que le dejó la muleta en la cara al animal después de cada muletazo el toro embistió aun con más fijeza y entrega permitiendo cuajar una buena faena. Gran estocada y una oreja para el matador.




En su segundo toro (quinto de la tarde) estuvo correcto y con aptitudes en la colocación. Se acopló desde un primer momento con el toro sacando tandas completas y de rigor. Faltó quizás algo de temple pero sin ninguna duda, toreó y toreó con deseo. Un Tejela completo que cumplió y gustó en Valencia. 

Foto. Enrique Iranzo




Alberto Aguilar

La doble cara de la moneda. Le tocó el peor lote de la tarde, en su primer toro el animal no estuvo nunca metido en faena, pegando continuamente derrotes y calabazadas que poco permitían. El torero de Madrid no se acobardó y le plantó cara intentando sacar índole hasta de debajo de las piedras. Por el contrario, le faltó posición y formas de torero que se puede justificar por la difícil labor que tenía por delante. Valor no le falta, eso es algo incuestionable.

Foto. Enrique Iranzo

Con su segundo toro poco pudo hacer más que intentarlo una vez y otra vez cruzándose en todo momento delante del astado y dándole posibilidades al animal. Un toro que era de todo menos constante, arrancaba cuando a él le convenía sin ningún compás ni estofa. Profesión no le faltó al joven torero. 

Concluir diciendo que en toda plaza de toros es necesario tener un mínimo respeto por la persona que está en el albero jugándose la vida para el deleite de todos. Hubo un grupo de energúmenos, impresentables, malcriados o no sé cómo llamarlos que no dejaron de armar jaleo voceando, riéndose sin sentido y gritando como si estuvieran en otro sitio. Me gustaría recordarles que es necesario tener un poquito de consciencia de lo que se hace y que esto no es la charanga de su pueblo.

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