sábado, 3 de marzo de 2012

Cuando las Fallas no prenden.

Día 1 de marzo de 2012, son las dos del medio día, Valencia huele a Fallas, el ruido y el temblor se cuela por los arcos de la Plaza de Toros de Valencia, a escasos metros ha empezado a quemarse la primera mascletá. El fuego, el ruido, la música, el color, la luz, la alegría, y la buena energía tomarán Valencia hasta el día 20 de marzo, donde la madrugada traerá nuevamente a Valencia el silencio.


Los Valencianos somos falleros de corazón, nos gusta el olor a pólvora, nos atrae el fuego, y nos gusta crear arte con el monumento fallero para después pegarle fuego y hacer que esa obra de arte desaparezca para siempre, pero nos gusta que prenda a la primera, con fuerza, que las llamas envuelvan al monumento cuando acaba la pólvora e iluminen la noche de San José, devorando tan preciosa obra.

Pero además de la falla, de la música, de las flores y de la Virgen de los Desamparados, además del chocolate con buñuelos, del mocaor y el blusón, y de las despertàs, a los valencianos nos gustan  los toros y nuestra Feria de Fallas, y nos gusta que la Feria prenda con fuerza, como el fuego que quema el monumento.

Y desgraciadamente, este 2012, el artista fallero de nuestra obra de arte, no ha sabido darnos un monumento que nos emocione, que prenda a la primera, que genere en la gente emoción al ver los carteles, que genere expectación e ilusión en los valencianos, nos han presentado un cartel, que tiene poca pólvora.

Y ese “artista”, como él mismo se ha calificado en algunas ocasiones, “empresario artista”, o no ha sabido o no ha querido, elaborar una Feria de Fallas del nivel que se le debe exigir, por su puesto, con todo el respeto a los coletudos anunciados.

En primer lugar, ya sea por esta desgraciada novedad del G-10, por interés profesional, o por el motivo que sea, nos vamos a quedar sin ver hacer el paseíllo en Valencia a la mitad de las máximas figuras, no vendrán a Valencia Julián López “El Juli”, Morante de la Puebla, Cesar Jiménez o Perera, toreros que despiertan el interés de cualquier aficionado y de los grandes públicos, los que aportan abonados y euros en las taquillas, y los que dan el color, el sabor y la importancia que una feria de Fallas merece.

Pero no solo esto, no.  En cualquier ciudad del mundo, en cualquier pueblo, de cualquier país, no hay nada más sagrado que sus propios paisanos.  No debería de hacer falta que en un pliego de condiciones figurase una cláusula que obligue a un empresario a poner un número mínimo de toreros valencianos. No, lo normal es que los toreros valencianos tengan la oportunidad de torear en su plaza para poder mostrarse y tener opciones de entrar en otras ferias.

Y menos lógico aún es ponerlos todos a una en un mismo cartel, un mismo día y cuando la feria aún no ha hecho nada más que comenzar, a mi esto me suena a “obligación que me quito de encima de un plumazo”.

Con la ausencia de las “figuras del G-10”, con esos puestos vacantes, se ampliaban las posibilidades de los toreros de la tierra, ellos, y nosotros, los aficionados, pensábamos que podían tener al fin una oportunidad de mostrarse en una gran feria, pero no, ni aún con estas tienen hueco para el artista francés.

Sin pretender faltar el respeto a ninguno de los toreros anunciados, sean de donde sean, no creo que, algunos de ellos, hayan hecho más méritos que algún torero valenciano que se quedó sin anunciar, solo Dios y  Don Simón Casas saben por qué.

Me vienen a la cabeza toreros como el alicantino Palazón que resultó triunfador el año pasado en “su” feria de Alicante, o el castellonense Abel Valls, o los valencianos Tomás Sánchez y  Sergio Ferrer, que toreó el pasado año más de 30 festejos en Perú, luchando donde no todos van a luchar, a sangre y fuego, un sueño, el de ser torero, y el de tener una oportunidad en su feria, su feria como torero y como valenciano.

Acaso no se merecen una oportunidad? Acaso no llevarán más gente a la plaza que otros toreros anunciados, prácticamente desconocidos para el público en general? No voy a poner nombres sobre el papel, cada cual que cambie el cromo que crea conveniente.

El señor Simón Casas, empresario artista, artista fallero taurino, ha confeccionado uno de los peores carteles de fallas que se recuerden, aunque sea uno muy mayor.  Se puede escudar en los problemas de negociación con el G-10 y sus historias con ASM, puede poner mil y una escusas, pero la realidad es que ha confeccionado unos carteles más baratos que nunca a unos precios más altos que nunca, donde las principales figuras no van a vestirse de luces, y ha olvidado una cosa importante, el gusto de los valencianos por sus gentes.

Señor Casas, el día 19 de marzo, día de San José, día del Padre, día grande de los valencianos, como en los chistes malos de toda la vida, “va un valenciano, un madrileño y un sevillano…" .  Pues a mi, que quiere que le diga, no me hace gracia.

Enrique Iranzo.





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